Intenso y emotivo fue lo vivido el pasado domingo 28 de abril en el Teatro Municipal Enrique de la Cuadra. El periodista Álvaro Romero Bernal ofreció un generoso Pregón de Las Glorias de María que preludia la llegada de un nuevo mes de mayo en Utrera. Rodeado por los estandartes de las diferentes hermandades de gloria de la ciudad, el palaciego se sumergió en la Biblia para dejar constancia del importante papel de la Virgen, recorrió las advocaciones utreranas haciendo hincapié en la historia de cada una de ellas, y ahondó en la manera en que las vive Utrera. “Gloria a la Virgen María, que aquí fue de las Veredas. Gloria porque ella es la madre de Jesús en primavera, tras haber atravesado desiertos, valles y penas hasta la asunción celeste de la Virgen de la Mesa. Gloria a María del Socorro, Gloria a María como suena cuando la llaman Auxilio, Auxiliadora o doncella. Gloria María del Rosario, Gloria a la Virgen tan cerca. Mercedes y Milagrosa de San José y la Vereda. Gloria a María ya en el cielo y la Virgen de la Estrella, esperanzada en su hijo Resucitado en Utrera. Dulce nombre de María, firme estandarte en la arena del Rocío y la campiña que aquí dibuja en su puerta. Es el amor, el consuelo, que su ejemplo nos recuerda, porque el amor de María es el amor en bandeja. El amor mientras nos cercan los peligros de este mundo, que nos persiguen cual yedra, inundando nuestro cuerpo de impúdica pena negra”, declamó el pregonero. La música fue otra de las grandes protagonistas de la cita. La radiofónica voz de Romero Bernal se fue entremezclando con los sones de la Asociación Musical Utrerana y el piano de Salvador el Titi en los fragmentos más poéticos de su texto. Durante el acto, también pudieron oírse las voces de la cantaora Anabel de Vico, que interpretó un poema de San Juan de la Cruz y de la soprano Irene Román con el canto del Ave María. Juan Gavira, antiguo Hermano Mayor de la Vera Cruz de Los Palacios y Villafranca fue el encargado de presentarlo. El director espiritual, la mesa permanente del Consejo, los representantes civiles y religiosos de la ciudad fueron testigos de este acto que anuncia el tiempo de glorias, y que concluyó con honores a la patrona, la Virgen de Consolación: “Es el amor, el consuelo, solución que nos congrega al regazo de María cuando la noche es siniestra. Es el amor de María nuestra esperanza más cierta, y este año por Sevilla su figura será inmensa, porque quien cierra el congreso de esa magna de promesa es la virgen de la gloria, la que nos ama y nos quema, en el corazón ardiente, que nos delata y serena. Porque cualquiera se atreve con los años que atropellan, si quien nos ama y protege es esa Virgen tan bella. Virgen que todo lo puede, milagrosa y marinera. Virgen que flota en los siglos, Consolación en Utrera”.
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