¿Desde hace cuánto tiempo no ves a un grupo de jóvenes en la calle sin que uno de ellos esté mirando el móvil?

por | May 12, 2024 | Estuviendo, Manuel García | 0 Comentarios

Es totalmente cierto que el uso del móvil está colapsando la vida diaria de los jóvenes de hoy en día. Si no me crees haz la prueba. Cuando estés en algún sitio donde haya que hacer cola o donde haya que esperar lo más mínimo, fíjate en la gente que está esperando y en el tiempo que tardan en sacar el móvil. Seguramente los más jóvenes tardarán menos, pero al final todos o casi todos lo usarán. La verdad que en este ejemplo yo me incluyo. Aprovecho y miro las redes sociales y demás. Es como un hábito que se ha creado: estoy parado = miro el móvil. Es más, si lo guardan seguro que al instante lo vuelven a sacar, aunque lo hayan mirado hace un momento.

La edad a la que los jóvenes comienzan a tener móvil propio se ha adelantado llegando a los diez años. Según un estudio de Cáritas, el 36,7% de los adolescentes entre 12 y 17 años pasa más de seis horas al día utilizando sus teléfonos móviles, lo que se considera un uso abusivo de las pantallas. Además, uno de cada cinco adolescentes se encuentra en riesgo de adicción, es decir, afecta a los quehaceres de su vida diaria. Explica que no afecta a todos los jóvenes por igual ya que el móvil está muy extendido en la vida de todos.

Una de las causas de este uso tan continuado del móvil es la búsqueda de una vida mejor en el mundo virtual. Por mi trabajo y mi vida personal, veo a muchos jóvenes diariamente y os puedo asegurar que, la juventud que me rodea (me cuesta mucho admitir que ya no soy parte de la juventud desde hace bastante) pasa más de esas seis horas de media al día con el móvil.

Yo no digo que no se deba usar el móvil, yo soy el primero que lo uso. Pero, qué uso se le da en esas seis horas diarias. Estamos hablando de jóvenes de entre 12 a 17 años, es decir, no tienen trabajo que gestionar, correos que responder ni nada parecido. Tan solo le dan un uso para ocio. Es cierto que hay días y días. Por ejemplo, mientras escribo estas líneas voy en el AVE (ir yo realmente) para asistir a un curso sobre comunicación social en Madrid en el que trataremos diversos temas relacionados con la inteligencia artificial. Entonces, mientras escribo, paro, miro el móvil, observo el paisaje, pienso en lo que he escrito y vuelvo al texto. Entonces hoy mi consumo del móvil aumentará indudablemente. También cuando tenemos algún evento en el “cole”, soy uno de los encargados de grabar y editar los vídeos que publicaremos en las redes por lo que el uso del móvil por un tiempo prolongado es inevitable.

Pero, como he mencionado anteriormente, el uso que los jóvenes dan al móvil es solo para ocio. Conversaciones por redes, consumo de vídeos en cascada, haciendo un scroll infinito de vídeos de los que solo ven los tres o cinco primeros segundos y que poco aportan. Seguro que alguna vez has caído también preso de alguna red tipo TikTok. Comienzas a ver vídeos uno tras otro y, cuando te das cuenta, llevas media hora enganchado a la pantalla. Pero lo peor de todo no es el tiempo que has estado con el móvil, sino que no recuerdas casi ninguno de los vídeos que has visto. Ahora imagina eso durante seis horas diarias de forma continuada.

¿Qué aporta esta forma de uso del móvil? Pues justo lo que estás pensando, nada bueno. Falta de concentración, distorsión de la realidad y dificultades para establecer relaciones interpersonales significativas, son solo algunas de las consecuencias negativas que pueden surgir del uso excesivo de los dispositivos móviles entre los jóvenes. Es innegable que la tecnología ofrece innumerables beneficios y oportunidades, pero como cualquier herramienta, su uso debe ser moderado y consciente.

Con el advenimiento de la era digital, es comprensible que los jóvenes estén inmersos en el mundo virtual. Sin embargo, es crucial que encuentren un equilibrio saludable entre el tiempo dedicado a las pantallas y otras actividades enriquecedoras fuera de ellas. La adicción al móvil puede tener un impacto significativo en el bienestar emocional y el desarrollo personal de los jóvenes, limitando sus experiencias y habilidades sociales.

Como educadores y adultos responsables, debemos ser conscientes de este fenómeno y trabajar en colaboración con los jóvenes para fomentar un uso saludable de la tecnología. Esto implica establecer límites claros, promover actividades alternativas que estimulen la creatividad y el pensamiento crítico, y brindar apoyo y orientación cuando sea necesario.

En última instancia, el desafío reside en encontrar un equilibrio entre la conveniencia y las oportunidades que ofrece la tecnología, y el impacto negativo que puede tener en nuestras vidas si se utiliza de manera irresponsable. Es responsabilidad de toda la sociedad, no solo de los jóvenes, abordar este problema y trabajar juntos hacia un futuro donde la tecnología enriquezca nuestras vidas en lugar de dominarlas por completo.

Sin más. Me despido de vosotros que tengo que poner el móvil a cargar.

Un abrazo

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