El fundador de los salesianos eligió Utrera como punto de partida. Aquí estableció la primera Casa Salesiana de España, la “Casa madre”. Es por ello, que la ciudad entera tiene un vínculo especial con esta congregación, y se vuelca con cada acontecimiento que organiza el centro educativo. Así lo han demostrado los utreranos un año más, echándose a la calle en masa, engalanando sus fachadas y entregándose de forma generosa a la conmemoración. Las puertas de la Basílica se abrieron algo más tarde de lo anunciado para dar paso a un numeroso cortejo, nutrido por los distintos grupos de la comunidad educativa. El presidente del Consejo Javier Aguilar, el director del Colegio Salesiano D. Ramón Ronda Segrelles, la presidenta de la Asociación de María Auxiliadora María Dolores Corpas, así como una representación de las hermandades de Gloria y algunas de penitencia de la ciudad poblaron las filas. Tampoco faltaron aquellos participantes que ofrecen, cada año, las imágenes más entrañables de esta cita: los pequeños angelitos revoloteando entre papelillos rosas y azul celeste, los niños de comunión con su cándida sonrisa y los tradicionales seises con su compostura. Y como cierre, la Virgen en su paso, acompañada por un exquisito exorno floral en blanco. Discurrió acompañada por los sones de la Asociación Musical Álvarez Quintero y protagonizó instantes de gran fervor como su paso por el colegio de Las Salesianas “Divino Salvador” donde un grupo de alumnos lanzó una petalada y regaló canciones a la Virgen, al igual que en Perafán de Rivera, donde la lluvia de pétalos se fundía con las oraciones cantadas. El himno “Rendidos a tus plantas”, entonado por banda y fieles al unísono, puso el broche de regreso a su templo, cuando pasaban las once de la noche. Los utreranos volvieron a hacer del 24 de mayo una gran fiesta mariana.



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